26.2.07

Esquela

Apareció ayer en el periódico local. La redactó él mismo este verano, adivinando que ya no le quedaba mucho:

Amador Barcia Fernández. 91 años.

Será incinerado y sus cenizas esparcidas siguiendo sus deseos en el lugar en
el que salvó la vida el 4 de septiembre de 1936, día en el que fue apresado con
seis compañeros republicanos, de los cuales cuatro fueron fusilados, y dos
consiguieron escapar, entre ellos Amador.

Una pequeña navaja que llevaba en el bolsillo, la oscuridad, el monte y la desesperación lo salvaron. Comenzaron diez años de fuxido, hasta que (casualmente desde Vicedo) pudo embarcar para Francia. Desde allí se casó por poderes. Su hija se llamó, se llama, Libertad.


[Y la etiqueta de este post está bien puesta.]

23.2.07

Sutileza

... esa mala pasión de borrachos de aguardiente de alcohol de quemar que es el patriotismo...

Rafael S. Ferlosio, Nenikékamen!, EL PAÍS 23.febrero.07

¡Carallo!


21.2.07

Vivir


El regalo de la felicidad pertenece a quienes eligen desenvolverlo.
Anónimo

Cuando tu mano encuentre lo que debe hacer, hazlo con todas tus fuerzas.
Eclesiastés

Tú eres tu propia barrera. ¡Sáltala desde dentro!
Hafiz (poeta persa del s. XIV)


Hace unos días alguien me preguntó cómo me veía yo a mí mismo, cuál era el rasgo principal de mi personalidad. Bueno, en realidad la pregunta fue mucho más original: ¿a qué tiendes tú?, me dijo. Y yo le contesté algo tan tonto como que tendía a pensar; que me consideraba, antes que nada, una persona reflexiva.

Esto, que así a bote pronto suena bastante pretencioso, no lo es. Esa característica nada tiene que ver con los resultados. Me considero alguien reflexivo porque reflexiono mucho, no porque lo haga bien. Tiendo a pensar mucho tiempo y sobre casi todo; ahí se acaba el rasgo. Distinta cuestion es si de ese pensar sale después alguna idea que valga la pena; y hasta el momento no parece que sea como para echar cohetes.

El caso es que así me veo yo. Y no sé muy bien por qué, pero me gusta.

Ocurre, sin embargo, que ésta, como todas, es una herramienta que por sí sola no permite a quien la posee ir por la vida con garantías de nada. Con frecuencia esa tendencia a analizar, esa obsesión por tener en cuenta cualquier dato, cualquier circunstancia importante, lo único que hacen es crearme dudas y atenazarme. Pero aun en las ocasiones en que me vale de algo y soy capaz de entender qué me pasa y qué pasa a mi alrededor, lo normal es que me sienta cojo. A lo largo de los años he comprobado una y otra vez que me quedo en la teoría. No actúo; al menos no tanto como debiera. Y las ideas, aun las buenas, se marchitan sin dar fruto [confío en que el lirismo de esta frase no les pase desapercibido]. Me falta voluntad, unas veces en forma de valor para dar el golpe de timón [¡otra!] que exige la situación, y otras en forma de constancia y capacidad de sacrificio para no salirme del camino que creo correcto.

La vida es difícil. Aun la mejor lo es. Y como ya he dicho antes aquí, a pocas cosas temo tanto, yo que no sé lo que es sufrir grandes desgracias ni he tenido nunca la suerte demasiado en contra, como a la frustración, a mirar atrás dentro de unos años, cuando ya sea demasiado tarde, y comprobar que no he vivido, que he malgastado mi única oportunidad.

Y poco a poco me voy dando cuenta de que mi principal enemigo en esa lucha por vivir soy yo mismo.

20.2.07

2 años de Un hombre sentado en una silla

Hoy hace dos años que abrí este blog.

Ésta fue mi primera entrada; y ésta la que celebraba el primer cumpleaños y trataba de resumir qué había sacado yo de esta experiencia.

Un año después, suscribo lo que dije entonces, pero me gustaría añadir alguna cosa y matizar otras:

  • El blog me ha servido para consolarme por no escribir (y me va llegando, no hace falta que me consuelen ustedes). De hecho, es lo único parecido a escribir que hago. Suelo pensar que soy un aspirante a escritor-frustrado, así, todo junto, dejando claro que mi meta sería la de ser un escritor frustrado, meta (no me negarán) modesta que sin embargo mi incapacidad para esforzarme me impedirá alcanzar.
  • A muchos de ustedes también les gustaría ser escritores (los más osados incluso aspiran a serlo no frustrados). Yo comprendo que escribir un blog es mejor que hacerlo en un cuaderno en casa; aquí se tienen lectores, que es de lo que se trata (y si creen que no se trata de eso, ¿por qué no escriben en un cuaderno en casa y lo guardan en un cajón?). Pero, en mi opinión, escritor (genial, bueno, regular, malo o infumable, pero escritor) es el que escribe libros, o al menos en un periódico, en una revista, en algo que se publique. Aquí somos nosotros, los autores, los que decidimos qué debe publicarse; y ése, aun siendo el tradicional sin duda imperfecto, es un criterio indefendible. Creo que, para alguien que tenga la inquietud de escribir (y sólo para los que tengan esta inquietud; razones para tener un blog hay muchas otras), a lo más que puede llegar su blog es a servirles como laboratorio de pruebas, como preparación antes de enfrentarse a una editorial. Y todo esto no lo digo por mí, sino por alguno de ustedes que, me parece, tiene talento de sobra para intentar dar ese paso.
  • Los blogs que me interesan, y en particular éste, han sido con frecuencia un sustituto de las relaciones que en mi día a día de padre atareado en una pequeña (en todos los sentidos) ciudad de provincias no encontraba. En concreto, he podido tener las conversaciones que no tenía en la calle.
  • Alguna relación surgida aquí se ha materializado en el último año, algún blogger ha adoptado forma humana. Y eso, demostrando que al final seguimos buscando carne y hueso, ha supuesto una gran diferencia: personajes del mundo virtual se han convertido en personas y, como tales, han entrado en mi vida.
  • No sé cómo va a sonar esto, pero después de estos dos años he aceptado y asimilado que el mundo virtual es parte integrante del real. Al menos del mío, ahora.

Gracias a todos ustedes por su compañía, por su conversación y por leerme.



19.2.07

Amén

Lo mejor que puedes hacer por los demás es ser feliz.
Canto indio


(Lo creo. Quiero creerlo. ¿Pero por qué resulta entonces todo tan difícil?)

10.2.07

Patriotas

Diario de Rayuela, enlazado aquí al margen, es del tipo de blogs que suelo buscar cuando paseo por la red (variado en cuanto a temas y tonos, alternando artículos personales con otros de mirada más amplia, y de entradas casi siempre interesantes y -todo hay que decirlo, y esto es importante para mí- no demasiado largas). Se lo recomiendo.

En él hoy he leído un post que incluye un breve artículo de Pedro de Silva, ex-presidente de Asturias, publicado en el periódico La Nueva España. El artículo me ha parecido magnífico; dice cosas que no es difícil pensar, pero las dice muy bien.

Con el permiso de JCD lo reproduzco aquí, pues vale la pena. Como él, yo también creo que, aunque el colectivo a quien va dirigido sin duda se lo merece más que nadie por estos pagos, le vendría muy bien a bastantes más asimilar estas ideas (aunque será mucho pedir, claro):

El Crisol de Jarrai

Una patria siempre cubre las vergüenzas existenciales. Encontrar un sentido a la vida y un cebadero al propio ego es, más o menos, lo que mueve a cualquier ser humano consciente. Esto no es fácil de lograr, pero una patria lo proporciona: actúa uno al servicio de una causa «grandiosa» y encima, por un poco más de precio, se asume un protagonismo. Luego está el asunto del calor humano que da la pertenencia a una masa, con el tejido de complicidades y la mística de la camaradería que son consustanciales. Y, para remate, el tema de los fantasmas, o sea, la legión de ancestros familiares y territoriales que nos echamos a la espalda, como una gloriosa mochila. Se sufre, sí, pero ése es el cemento del invento. Ahora bien, el sentido final de todo eso, el vector de salida, lo da la línea de disparo (aunque sea una piedra) contra un enemigo. Sin enemigo no hay patria que valga.

9.2.07

¿Pero quién es ese Montesquieu del que habla usted?

Qué seguridad, qué sensación de tranquilidad la que uno tiene cuando, atribulado por los abusos del poder, cuyas sospechadas arbitrariedades llegan a hacerle temer por la preeminencia de sus derechos básicos y del imperio de la ley, recuerda que por encima de todo, como garante último objetivo e imparcial del Estado de Derecho, protegiéndolo contra las veleidades políticas cual roca firme ajena no ya a intereses partidistas sino a las mezquindades del poder temporal, está nuestro Tribunal Constitucional.

 

1.2.07

El papel de la rotonda en el arte contemporáneo

No sé en el resto de España, y menos de Europa, pero aquí en Galicia no sé a qué espera el gremio de escultores para rendir un agradecido homenaje a la rotonda, elemento vial que tanto está haciendo por ese colectivo.

Sólo espero que ese homenaje no consista en otra escultura.